El 14 de diciembre de 1992 la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) inauguró en Madrid el Museo Tiflológico con el deseo de ofrecer a las personas ciegas la posibilidad de acceder a un museo de forma normalizada, sin que la deficiencia visual grave constituyera una barrera insalvable a la hora de estudiar o disfrutar de las piezas.
Se respondía de esta manera a un proyecto largamente acariciado que puede remontarse, al menos, a los años 70 del siglo XIX, cuando en el Colegio Nacional de Sordomudos y de Ciegos de Madrid se iniciaron una serie de colecciones didácticas que se englobaban bajo el nombre de Museo de objetos o Museo de cosas; este impulso acabaría convirtiéndose en una opción de educación permanente auspiciada desde las asociaciones de trabajadores ciegos y dirigida al público adulto.
En la actualidad, el Museo Tiflológico es un espacio concebido para que sus visitantes puedan ver y tocar las piezas expuestas, aunque lo que realmente lo hace original y único es el hecho de ser un museo que nace por decisión de sus usuarios y diseñado por estos a la medida de sus necesidades.
En él se exhibe el patrimonio cultural de la ONCE y se desarrollan los programas de exposiciones temporales de obras de artistas ciegos y de extensión museística a través de la exposición itinerante de sus fondos. En ambos casos el objetivo es promocionar y satisfacer las necesidades culturales de las personas con discapacidad visual grave, así como servir de escaparate a los esfuerzos de integración y normalización perseguidos por la ONCE.
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